Esta nota quería comentarla a profundidad en el podcast de Mx Rocks, pero no hubo oportunidad. La escribe Thelma Gómez Durán para el Universal, la cual resumo retomando algunos de sus fragmentos:
Todo comienza en una escuela primaria del municipio de Guadalupe, en Zacatecas. Ahí, en junio del año pasado, los alumnos de sexto año utilizaban el recreo para “jugar” a ser zetas o miembros del cártel de Sinaloa (uno de los dos bandos). Realizaron pintas en los baños, utilizaban pasamontañas y pistolas de plástico. Su diversión terminó cuando los directivos del colegio expulsaron por tres días a 18 estudiantes, convocaron a una junta de padres y, para su fortuna, terminó el ciclo escolar.
Esta nota escandalizó un poco a la comunidad aunque no se le dió gran seguimiento, cuales narcomantas alrededor de la república mexicana. Pero esto no se hace deliberadamente.
Carlos Cruz, director de Cauce Ciudadano, ha encontrado que cada vez son más jóvenes, casi niños, los que ingresan a las organizaciones delictivas. Hace una década tenían 20 a 35 años, ahora reclutan a chavos de 12, 13, 14 y 15. Los resultados preliminares del estudio que elaboran en la Universidad de Sinaloa muestran que los jóvenes también entran a los grupos criminales para conseguir “estatus y poder”.
No ven la educación como una oportunidad laboral.
¿Por qué los niños juegan a ser narcotraficantes? El investigador Luis Astorga tiene una explicación: “Los niños juegan a lo que ven y escuchan. ¿De qué habla la televisión y los medios todos los días? De zetas, de ejecutados, de narcos. De eso también hablan los niños, a eso juegan”.
Es por eso lectores, que se necesitan omitir los mensajes del narcotráfico. Reproducirlos en medios masivos sólo amplía la voz de estos mensajes de violencia, crimen organizado y tráfico de drogas.
Lee la nota completa del Universal.
